Durante la clase de hoy llegó la hora de hablar de la comunicación oral.
Tras una concisa pero completa serie de puntos que debemos seguir a la hora de
dar una presentación en público, comenzó el reto de verdad: en pocos minutos,
preparar una presentación sobre la visita a la exposición Lilliput que habíamos
realizado el viernes pasado y, unas pocas personas al azar (y más tarde, algún
voluntario), salir a dar esa pequeña charla.
Al estar limitados a tres minutos por persona, parecía que podría ser
difícil no pasarse de tiempo, al tener bastantes cosas que contar. Sin embargo,
el problema acabó siendo el contrario: al estar bastante nerviosas, la mayoría
de las personas que salían a hacer su presentación se quedaban cortas, por
culpa de ir acelerándose y, en ocasiones, quedándose en blanco.
A pesar de lo nerviosas que estaban algunas personas (algo que me parece
más que comprensible, menos mal que yo no tuve que salir), me pareció que en
general las presentaciones que se dieron estuvieron bien, y más si se piensa en
el poco tiempo que tuvimos para preparar nuestros pequeños guiones. Creo que
con el tiempo, la práctica y la confianza que comenzamos a tener entre nosotros
como grupo, las presentaciones que iremos dando acabarán por no hacernos sufrir
en absoluto.
(imagen de https://sonyaspeak.com/) |
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