Hoy, en la última clase de septiembre, nos dedicamos a ver
una presentación sobre la teoría de la imagen, en concreto sobre la relación
entre la imagen y la realidad y la iconicidad. Hay imágenes que se acercan
mucho más a la realidad que otras, por ejemplo, un vídeo de un niño corriendo
tiene un nivel más alto de iconicidad que un dibujo de un monigote con alguna
que otra línea de acción.
Las imágenes transmiten las cosas muchísimo más rápida y eficientemente que
las palabras, ya sean habladas o escritas. Como dice el refrán, una imagen vale
más que mil palabras. ¿Cómo lo demostramos? Con un pequeño experimento. Toda la
clase menos tres chicas nos fuimos de la sala y cerramos la puerta. Dentro de
la clase, a las tres chicas se les enseñó una imagen durante 3 minutos. Al
terminarse el tiempo, el resto de los alumnos volvimos a entrar en clase. Las
tres chicas que habían visto la imagen ahora tenían que describírsela a la
clase. A pesar de que se trataba de una imagen bastante simple, tardaron
bastante en conseguir darnos una impresión más o menos acertada de lo que
habían visto en pantalla. El siguiente paso era que las personas que no
habíamos visto la imagen la dibujáramos según las descripciones de quiénes la
habían visto.
Mi representación de la imagen. |
Aunque lo hicimos lo mejor que pudimos, cuando, al
final de la clase, por fin se nos reveló la imagen original vimos que era
bastante distinta a las representaciones que cada uno habíamos hecho, a pesar
de todo el esfuerzo.
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