Para la quinta exposición obligatoria les prestamos una visita a casi una
decena de galerías de la calle Dr Fourquet en Madrid, cerca del Reina Sofía.
La primera galería que visitamos fue la de Helga de Alvear. En la planta baja
había una exposición de Ana Prada titulada Perfección. Con estas obras, lo que
la artista intenta transmitir es que, aunque la perfección sea siempre inalcanzable,
no debemos de dejar de tratar de llegar a ella. La serie de los jarrones no me
acabó de gustar demasiado, pero la columna de libros cubierta de velas me
encantó. La forma cilíndrica de las páginas combinada con la geometría y el
color de los grupos de velas crean una armonía preciosa. Casi perfecta.
Ana Prada. |
En el piso de arriba había otra exposición, de la artista australiana Tracey
Moffatt. La obra que más me gustó de esta exposición fue Invocations #9, 2000,
Foto-serigrafía. Tiene una atmósfera verdaderamente palpable, desconcertante y
endulzada. De esta exposición también me gusto muchísimo la serie offsetprints
de 1999, en los cuáles realiza pequeñas críticas irónicas y exploraciones de la
psicología de las relaciones humanas.
Invocations #9, 2000, Foto-serigrafía. |
La siguiente galería que visitamos fue Espacio Mínimo. En ella había una
exposición del artista brasileño Mauro Piva. Me gustó muchísimo. Consiste en
una serie de pruebas de color imaginarias de artistas famosos españoles.
Recrea, por ejemplo, la paleta de Picasso para el Guernica, los papeles con los
que Goya retiró el exceso de pintura de de alguno de sus cuadros, dónde El
Greco limpió sus pinceles… Esta visión del más allá de una obra me parece una
idea muy interesante, y digna de más indagación.
A continuación fuimos a la galería Silvestre, donde había una exposición de
Klaus Vanhee, I’ll be your hill. La verdad es que esta no me gustó demasiado.
Admiro, sin embargo, la técnica del artista al tallar madera, tiene un acabado
precioso.
La galería que visitamos después fue la F2, donde había una exposición de
Antonio Malta Campos. Consiste de cuadros algo cubistas, en blanco, ocre y
negro. Hay cinco de gran tamaño, cinco de tamaño algo más pequeño y un díptico
gigantesco. En dicho díptico, Máscara, el artista alude a la situación política
bastante tensa de su país natal, Brasil. La obra fue pintada en 2014, un año
después de las violentas protestas reprimidas de 2013.
Luego fuimos a la galería Maisterravalbuena, en la que había una exposición
de José Luis Alexanco, Momentos. Las obras giran en torno a un programa
informático, MOUVNT, con el que el artista pretende romper con la idea de que
la obra es la culminación de los esfuerzos del artista, dándole importancia en
su lugar al proceso. Con este programa, además, los espectadores se vuelven
protagonistas activos que, a través de MOUVNT, pueden crear.
La siguiente galería que visitamos puede que sea la que alojara mi
exposición preferida de las que vimos. Se trata de Levanta el telón, una
exposición colectiva del Museo de Arte Contemporáneo de Lima, en la galería
Moisés Pérez de Albéniz. Es un conjunto de expresiones visuales relacionadas
con la música. Se alude al hip-hop, al punk, al blues, a la salsa, al electro…
Formas musicales de la cultura popular urbana, en resumen. Además de las obras
de la exposición, hay una selección de folletos, vídeos, fanzines, fotografías,
discos, etc. que documentan la propagación del hardcore punk internacional al
margen de lo comercial y como reflejo del malestar social. Con obras como
Quipucamayoc, Amilcar Llontop, 2015, que testifica la destrucción de la cultura
que trajo el colonialismo español a Latinoamérica y pisa la línea entre
demasiada e inexistente información; Fuga, Johanna Calle, 2009, que, con la
música, evoca la violencia y las flechas o One minute, Jon Mikel Euba, 2005,
que captura un momento lleno y lo deja vacío y en suspensión, esta exposición
se ha convertido en una de mis favoritas.
Fuga, Johanna Calle, 2009 |
One minute, Jon Mikel Euba, 2005 |
La siguiente galería a la que acudimos fue THEREDOOM, donde vimos no una,
sino dos exposiciones contiguas. La primera, Congelados de la memoria, de
Carmen Isasi, me gustó muchísimo. Juega con la idea del pasado, el presente y
el futuro, vinculándolos a los objetos y materias del hoy y su permanencia o no
en el mañana. Me ha parecido una reflexión muy interesante, y un proyecto fascinante.
La otra exposición en THEREDOOM fue Carta al padre, de Anamusma y Alejandro
Molina Bravo (comisario: Andrea Perissinotto). Consiste de una sola obra, una
instalación-performance muy simbólica. La experiencia completa sería leer una
de las cartas que hay sobre el suelo y el afeitar el silencio que crece de la
pared, el paso de la infancia a la edad adulta. Me ha encantado la simbología
de esta exposición.
La última galería que visitamos, esta de manera voluntaria, ya que no
estaba entre las galerías listadas en el blog nodriza, fue la galería Bacelos,
que albergaba la exposición Um pintor de gatos de André Sousa. El título hace
referencia al cuento del miso nombre de Wenceslao de Morais, que narra como el
Pintor de Gatos “espanta demonios y mata ratas de un monasterio abandonado”.
Con esta serie de obras, el artista realiza una crítica a la sociedad,
enfocando el trabajo como el mal y el tiempo como el demonio.
(fotos tomadas por mí)
André Sousa. |
(fotos tomadas por mí)
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